Estoy cansada. De no parar. De no tener ni un momento para
escribir o pasar las fotografías del fin de semana al ordenador. Un momento
para mí.
Me encanta todo lo que hago y no quiero dejar de hacerlo.
Pero necesito un stop. Un parón, un reset unos días. No aguanto la presión de
estudiar algo como si tuviera un embudo porque sino no llego a las fechas de
los exámenes. Lo estudiaría con pasión y ganas, pero ahora no puedo así.
He pasado unos meses con demasiados contratiempos.
Demasiadas cosas pequeñas que se van juntando y se van juntando. Y sin darte
cuenta de golpe te encuentras delante de un temario que te apasiona pero no
quieres continuar leyendo. Pero has de hacerlo, y sabes que lo harás.
Ha sido un no parar, encadenar un trabajo con un examen y
con otro examen y otro trabajo. Y aún me queda por delante. Y tener que afrontar
problemillas de trabajar, de pagar, de amistades, de organización, de objetivos
no cumplidos.
A de más ves y ves que no se cumplen las expectativas de tus
resultados. ¿Entonces como le dices a tu futuro tú que sí que está preparado
para lo que tiene delante porque anteriormente se lo ha currado? Si no te lo
puedes creer ahora… ¿Por qué vas a creer en ello en un futuro?
Empiezo a estar demasiado acostumbrada a que mis
expectativas no se cumplan. A tener el listón demasiado alto. Y acabando así quejándome
de cualquier cosa.
Necesito no depender de nadie, y a la vez me siento tan
vulnerable que necesito buscar a alguien. Y no quiero hacerlo, quiero superarlo
sola.
Coger carrerilla para por fin conseguir lo que sea.